Hace dos semanas cumplí años. Cuando me levanté esa mañana no me sentía bien, pero tenía la esperanza de que mi esposa me cantaría FELIZ CUMPLEAÑOS y trataría de sorprenderme con un regalo, pero ni siquiera me dijo buenos días...
Mis hijos se sentaron a desayunar, pero tampoco me felicitaron...
Llegué muy deprimido a mi oficina pero, al entrar, mi secretaria, radiante, gritó "¡FELIZ CUMPLEAÑOS!".
Me sentí un poco mejor, por lo menos alguien se acordaba de mi cumpleaños...
Trabajé normalmente y para mi tristeza ninguno de mis amigos, ni allegados, me llamaron para felicitarme...
Cerca del mediodía, mi secretaria llamó a la puerta y me dijo: ¿Por qué no almorzamos juntos?" Le dije que era la propuesta más hermosa y regocijante que había recibido ese día y acepté. Escogimos un restaurante acogedor y nos tomamos unos tragos.
Todo estuvo delicioso y nos divertimos bastante...
Rumbo a la oficina, me dijo: "En este día tan especial, ¿para qué regresar a la oficina? Mejor vamos a mi apartamento y seguimos pasándolo bien"...
"Bueno", respondí, "vamos y disfrutamos de unos tragos más."
Una vez en el apartamento, me dijo: "Si no te molesta quisiera ponerme mas cómoda". "No hay problema", contesté...
Dentro de mi pensé que, después de todo, podría ser una experiencia interesante.
Ella entró a su habitación y unos minutos más tarde..... salió con un gran pastel de cumpleaños, seguida de mi esposa, mis hijos, mis familiares y amigos; todos cantando:
"HAPPY BIRTHDAY TO YOU..." y allí estaba yo ...
Como un idiota, desnudo en la sala......
Por esa RAZÓN despedí a mi secretaria.
¡Con los sentimientos no se juega... CARAJO!
Tania Martos Molero
miércoles, 14 de noviembre de 2007
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