La felicidad de una familia almeriense se truncó este domingo en un grave accidente de tráfico que acabó con la vida del matrimonio y de su hija de 13 años, cuando regresaban a Almería. Todos fallecieron después de que el vehículo en el que viajaban saltara la mediana de la A-7, a la altura del cruce de Overa, y se empotrara contra un camión de matrícula portuguesa que venía de frente por su carril y que no pudo esquivar al vehículo accidentado.
Los servicios de emergencias empezaron a movilizarse pasadas las 14.00 horas, cuando varios ciudadanos llamaron al 112 para alertar del grave siniestro. «Las personas que nos han llamado ya advertían de que podía haber algún fallecido», explicó un portavoz.
En efecto, los tres ocupantes del vehículo estaban muertos cuando llegaron los servicios sanitarios -el médico y la ambulancia de Huércal-Overa y un helicóptero del 061 de Málaga-. Según detallaron fuentes de los bomberos, la imagen en el lugar del siniestro era desoladora: «El cuerpo de la mujer fallecida reposaba sobre el quitamiedos de la autovía y debajo estaba el del hombre». Y es que el matrimonio salió despedido del vehículo por el impacto. Además, esparcidos por la carretera había numerosos juguetes que hacían pensar lo peor. En efecto, en el asiento de atrás del coche viajaba una menor de 13 años, rusa de nacimiento y adoptada por el matrimonio hace cerca de tres años. Los bomberos de Albox tuvieron que liberar a la pequeña del amasijo de hierros en que quedó reducido el vehículo, pero nada pudieron hacer los sanitarios por salvar su vida. «Llevo 20 años de bombero, habré liberado a 200 personas en accidentes y nunca he visto un suceso tan espeluznante como este, ha sido horroroso», declaraba uno de los bomberos que participaron en las labores de rescate, emocionado todavía por la siniestra imagen.
Pasadas las 15.30 horas, el juez ordenó el levantamiento de los tres cadáveres. Pero en el lugar del siniestro quedaba mucho trabajo por hacer. Mientras la empresa de mantenimiento de carreteras retiraba los restos y limpiaba la calzada, el equipo de atestados de la Guardia Civil empezó a recopilar los datos para esclarecer lo sucedido.
Según las primeras indagaciones, la causa del accidente fue un descuido del conductor, el varón fallecido, que perdió el control del vehículo, apuntaron fuentes de la Guardia Civil de Tráfico. Al parecer, el coche, que viajaba en dirección a Almería, se subió al quitamiedos de la A-7 en el punto kilométrico 547, en el término municipal de Huércal-Overa. La fuerza que adquirió al subirse a la bionda, sumada a la velocidad, catapultaron al vehículo, que dio, según efectivos que trabajaron en el rescate «al menos 12 vueltas de campana» y cayó al sentido contrario, justo delante del citado camión, que no pudo evitar que el coche se empotrara.
El vehículo quedó reducido a un amasijo de hierros, hasta el punto de que los bomberos tuvieron que recurrir a la forma de un faro para determinar el modelo, un Opel Astra verde.
En ningún momento se interrumpió el tráfico, ya que los agentes habilitaron el carril lento para desviar a los vehículos que se desplazaban en dirección a Murcia por la Autovía.
Mejor suerte corrió el conductor del camión que se vio implicado en el siniestro, que sólo sufrió heridas leves. Fue trasladado al Hospital de La Inmaculada de Huércal-Overa para curarle las heridas y atenderlo.
Tras retirar los restos del accidente y restablecer completamente la normalidad en la A-7, quedaba la parte más delicada del trabajo: identificar a las víctimas y comunicar su fallecimiento a los familiares más cercanos. Ya en el lugar del siniestro, registraron las pertenencias y hallaron tarjetas de visita y documentación que facilitó esta labor. El matrimonio fallecido era de Almería. Antonio Ramón Gómez García, de 65 años, se casó con María Isabel Martínez Soler, de 56 años, en 2005. Juntos habían adoptado a la pequeña Cristina, nacida en Rusia.
Tania Martos Molero.
lunes, 10 de diciembre de 2007
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