Treinta y tres millones de individuos en el mundo viven con VIH, pero esta epidemia no trata de números, sino de personas. Las estadísticas no reflejan toda la verdad sobre el VIH. No señalan cómo lo aceptan los demás ni lo difícil que es encontrar pareja.
Jancho, que a sus 48 años y tras casi dos décadas viviendo con el virus se considera un "superviviente", ya que ha visto cómo el VIH diezmaba a su generación, sabe lo complicado que es "decirle a alguien a quien quieres que estás infectado".
Él, que forma parte de las 150.000 personas que se estima que hay en España con VIH, se considera "afortunado". Ha tenido la suerte de encontrar a una persona que no ha salido corriendo, que acepta la enfermedad como si se tratara de cualquier otra y que le brinda su cariño incondicional en los momentos duros desde hace ya dos años. "El apoyo de mi pareja, que no tiene el virus, es esencial", afirma sin rodeos a ¡Entérate ya!, con una sonrisa de oreja a oreja.
Pero sabe que esto no es lo más frecuente. Como miembro de la asociación OMSIDA conoce de primera mano que "muchos seropositivos se niegan al amor por el miedo al rechazo. La experiencia de no ser aceptado es muy dura y te deja hundido mucho tiempo. Por eso, una gran parte prefiere no hablar de su condición".
Según datos del Hospital Carlos III, tan sólo el 25% de los seropositivos en España vive en la misma situación que Jancho, es decir, con una persona que no tiene el virus, lo que se conoce como pareja serodiscordante.
Más alto es el porcentaje de seropositivos que se relacionan con otros infectados. Es el caso un "barriero" que hace 18 años encontró a alguien con quien compartir penas y alegrías. No tuvo que enfrentarse al duro trago de decir que era seropositivo porque Cupido quiso que se fijara en una mujer que también tiene VIH. Los dos se infectaron por consumir drogas por vía intravenosa, la principal vía de transmisión a principios de los 80.
Entre abrazos y preservativos
"Nuestro día a día es normal, como el de cualquier pareja. Utilizamos siempre el preservativo y no compartimos las cuchillas de afeitar. El resto de la convivencia es como el de todos los novios", dice el activista de OMSIDA. "Es necesario darse cuenta de que no todo es el coito, sino que otros aspectos de la afectividad son igual o más importantes", añade.
El "barriero" opina lo mismo. "Pasamos por momentos duros, pero como el resto del mundo. Ahora que mi chica ha empezado el tratamiento y le están sentando muy mal las pastillas yo estoy ahí, a su lado, como otras veces ha estado ella. No somos diferentes".
Para ambos es necesario dejar bien claras las vías de transmisión, porque siguen presentes muchas ideas erróneas. "Cuando se comience a entender que no pasa nada por trabajar con un seropositivo o por darle un beso, se empezará a normalizar la cosa".
La posibilidad de un embarazo natural
J. tiene hijas y, además, con tan solo 41 años, es abuelo de tres nietos. Por el contrario, Jancho no tiene hijos y, ahora, cerca de la cincuentena, no se lo plantea porque "cuando el niño sea adolescente me pillará ya muy mayor", aunque afirma que si quisiera tener un bebé recurriría al lavado de semen
para que nazca sano.
"En el caso del varón la Seguridad Social ya cubre en bastantes comunidades autónomas la técnica del lavado de semen para el que quiera ser padre. La mujer lo tiene más difícil porque no es normal que se haga reproducción asistida en seropositivas", afirma María José Fuster.
Sin embargo, el lavado no es la única opción para tener un hijo sin el virus. El doctor Pablo Barreiro, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Carlos III de Madrid explica un protocolo que permite a parejas infectadas tener un niño por medio de un embarazo natural.
"Lo que hacemos desde 2005 es entrevistar a estas parejas que quieran tener hijos e informarlas de los riesgos, como que existe una posibilidad de contagio para el compañero sentimental en una de cada 30.000 relaciones", indica Barreiro.
Una vez que los padres se deciden, los médicos evalúan que la carga viral del afectado es indetectable, es decir, que no existe virus en sangre, descartan posibles problemas de fertilidad, analizan el semen y estiman los días en los que la mujer es más fértil, porque según el doctor del Carlos III "no conviene que intenten el embarazo, que requiere sexo sin protección, más de seis veces".
"Desde 2005 hemos visto a 48 parejas, de las cuales 38 entraron en evaluación médica y de ellas 24 intentaron el embarazo natural. Se lograron 20 embarazos y 18 partos, porque dos sufrieron un aborto. Los datos indican que el éxito es del 83%", afirma Pablo Barreiro. "Por supuesto, los niños están bien".
Blanca de Haro López
sábado, 1 de diciembre de 2007
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